De la desconexión al reencuentro: habitando el presente
Aunque estés siempre a mi lado, no siempre estoy contigo.
Aunque me hables, no siempre te escucho.
Aunque me mires, no siempre te veo.
Aunque me toques, no siempre te siento.
Tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. (¿Cómo es eso posible?)
Sin poder separarnos, pero sin estar unidos o unidas, así es como vivimos la mayor parte del tiempo. Estando, pero sin estar. Conectados a nuestros pensamientos, dejándonos arrastrar por nuestras emociones, separándonos del mundo y de nosotros mismos. Creándonos nuestra propia realidad sin ser consciente de ello.
Día tras día, hora tras hora … segundo tras segundo vamos dejando que la vida pase delante nuestro sin vivirla. Autoengañándonos de que mañana lo haré, o cuando consiga esto lo haré o… excusas parecidas. Excusas que acaban convirtiéndose en pensamientos, pensamientos que se convierten en creencias, creencias que se transformarán en nuestra realidad, una realidad muy diferente de lo que está aconteciendo en el mundo. Una realidad que me separa, que me aleja, me distancia de todo y de todos. Pero, sobre todo, me desvincula de mí. Este estar en “mi realidad” hace que me distancie de mí misma, y aun estando siempre conmigo, estoy sin estar en mí. Estamos dormidos en vida.
Llegados a este punto, me viene a la cabeza una pregunta ¿Se puede vivir de otra manera? ¿Puedo desvincularme de mi realidad y explorar lo real?
Utilizo los pensamientos que me van apareciendo y las emociones que me surgen para indagar y explorar. Puedo hacerlo de dos maneras: una es más racional buscando información en libros, revistas, artículos científicos … en busca de respuestas; la otra más experiencial voy directamente a la fuente, a la mente.
Hoy vamos a explorar la experiencial, el observar mi mente desde la propia mente, observar la conciencia desde la conciencia. El reencontrarme conmigo.
Para, Respira y siente. Permite que tu cuerpo te hable, que se exprese. El lenguaje del cuerpo es el lenguaje de las sensaciones. Recorre tu cuerpo y ve dejando que las funciones del cuerpo te comuniquen, te informe de cómo estas, de lo que necesitas en este momento… Confía, confía en la sabiduría que hay dentro de ti, son años y años de evolución. Permítete conectar con ese conocimiento. Continúa de manera atenta, consciente, en esa conversación sin reaccionar, sin rechazar o sin apegarte, simplemente permanece.
Para, Respira y observa. Observa los pensamientos que van y vienen por la mente. Deja que pasen, un pensamiento es solo un pensamiento. No los rechaces, no te apegues. Simplemente, observa. Y las emociones, con su parte cognitiva y su parte corporal, escúchalas, dales su sitio, su espacio donde se puedan expresar dónde te puedan comunicar dónde estás y hacía dónde ir. Deja que la información llegue a ti, sin rechazarla, sin aferrarte, escúchala y déjala ir.
Nada que hacer, ningún sitio al que ir. Todo es perfecto tal y como es.
Y así con emociones, pensamiento y sensaciones nos vamos conociendo, nos vamos adentrando al conocimiento de lo real.
Siempre estas a mi lado y al meditar estoy contigo, estoy conmigo.
Ha dejado de existir esa dicotomía entre la que habla y la que escucha, entra la que mira y la que ve…
Cuando me hablo, me escucho.
Cuando me miro, me veo.
Cuando me toco, me siento.
Cuando medito el somos pasa a ser soy, pasa al SER.
Ahora sí que estoy contigo, ahora sí que estamos siendo una, siendo el SER.